De la adversidad a la grandeza: Steve Jobs y la metamorfosis del elefante esmeralda

De la adversidad a la grandeza: Steve Jobs y la metamorfosis del elefante esmeralda

De la adversidad a la grandeza: Steve Jobs y la metamorfosis del elefante esmeralda

Si hay una figura contemporánea que ejemplifica la transformación de la que venimos hablando –pasar de la oscuridad de la conformidad al brillo de la genialidad disruptiva– esa es Steve Jobs. El cofundador de Apple no solo estuvo detrás de campañas como Think Different, sino que él mismo vivió un proceso de reinvención personal y profesional digno de estudio. En nuestra metáfora, podríamos decir que Jobs comenzó como un “elefante gris” (con talentos pero también con tropiezos y momentos en que casi pasa desapercibido o es subestimado) y terminó convirtiéndose en un majestuoso “elefante esmeralda” cuyo impacto e influencia brillan hasta el día de hoy. Su camino no fue lineal: estuvo lleno de éxitos tempranos, fracasos estrepitosos, aprendizajes y regresos triunfales. Conectar los puntos de su historia nos brinda una narrativa inspiradora sobre cómo la resiliencia, la pasión y la visión diferente pueden convertir la derrota en victoria. Veamos los hitos clave de esa metamorfosis.

 

Caída y renacimiento: la lección de ser despedido de tu propia empresa

 

En 1985, con solo 30 años, Steve Jobs fue despedido de Apple, la empresa que él mismo había cofundado a los 21 años. Cuesta imaginar una experiencia más devastadora para un emprendedor tan identificado con su compañía. Jobs había alcanzado la cima del éxito con Apple en sus veinte: impulsó la creación de computadoras personales revolucionarias (Apple II, Macintosh), se volvió una especie de rockstar tecnológico. Pero también tuvo fricciones internas; un conflicto de visiones con el CEO John Sculley derivó en que el propio consejo de administración lo apartara de la compañía. De la noche a la mañana, Jobs se encontró fuera de “su casa”, sintiéndose –en sus palabras– como un fracaso público

. Años después, confesó lo profundo que fue el impacto emocional: “La sensación de perder lo que había sido el centro de mi vida adulta fue devastadora, y no supe qué hacer durante algunos meses”, recordaría  .

 

Sin embargo, aquí es donde comienza la metamorfosis. En 2005, Steve Jobs dio un famoso discurso a los graduados de la Universidad de Stanford, donde compartió tres historias de su vida. La segunda de ellas hablaba sobre “amor y pérdida”, y se centró precisamente en su despido de Apple. En un momento del discurso, Jobs pronunció una frase que tomó por sorpresa a todos: “ser despedido de Apple fue lo mejor que me pudo haber pasado”  . ¿Cómo podía decir eso? Jobs explicó que, aunque en su momento no lo veía así, aquella aparente desgracia se convirtió en el inicio de una nueva etapa de libertad creativa. “La pesadez de ser exitoso fue reemplazada por la ligereza de ser de nuevo un principiante, menos seguro de todo”, reflexionó ante los estudiantes  . Al verse liberado de la pesada responsabilidad de liderar Apple, pudo reencontrar la pasión pura por la tecnología y comenzar de cero sin las ataduras del pasado  .

 

En los años siguientes a su salida, Jobs fundó dos empresas: NeXT (una compañía de ordenadores avanzados) y Pixar (un estudio de animación digital). Ambas emprendimientos, pequeños al inicio, resultaron ser laboratorios de aprendizaje y creatividad inmensos. NeXT, aunque nunca dominó el mercado de hardware, desarrolló tecnologías de software tan avanzadas que terminaron siendo el germen del futuro sistema operativo de Apple (macOS) cuando Apple adquirió NeXT más adelante

. Y Pixar, por su parte, hizo historia estrenando la primera película animada completamente por computador –Toy Story– y dando origen a un nuevo gigante del entretenimiento. Jobs invirtió, aprendió sobre la industria del cine, impulsó la unión de arte y tecnología, y eventualmente Pixar lo hizo millonario y le otorgó credibilidad en un campo totalmente distinto al de sus orígenes                                                                     . En ese periodo entre Apple y Apple, Jobs descubrió mucho sobre sí mismo: resiliencia, liderazgo creativo, humildad y visión a largo plazo. Él mismo destacó que esas experiencias fueron fundamentales para el posterior “renacimiento” de Apple                                                 .


Cuando Apple compró NeXT en 1997 y trajo de vuelta a Jobs, la compañía estaba al borde de la quiebra, con productos desfasados y finanzas en rojo      . Jobs retomó el mando –inicialmente como asesor, pronto como CEO– y aplicó todo lo aprendido en su exilio. Simplificó líneas de producto, impulsó la innovación con equipos pequeños pero motivados, y sobre todo devolvió a Apple una visión clara. Aquí vemos la culminación de su metamorfosis: el “elefante esmeralda” en acción. En pocos años, Apple lanzó el iMac (1998), luego el iPod (2001), iTunes, la iTunes Store, y eventualmente el iPhone (2007) y el iPad (2010). Cada uno de esos productos no solo fue exitoso comercialmente sino que redefinió industrias completas. La habilidad de Jobs para integrar tecnología con diseño y humanismo – seguramente refinada en su tiempo colaborando con artistas en Pixar y lidiando con ingenieros en NeXT– resultó ser exactamente lo que Apple necesitaba para revolucionar la informática personal, la música digital y la telefonía móvil.

 

Es ilustrativo citar otro pasaje de su discurso de Stanford, referido a esta etapa: “No me di cuenta entonces, pero resultó que el hecho de haber sido despedido de Apple fue lo mejor que me pudo haber

pasado” 38 , dijo, y añadió que aquello lo liberó para entrar en una de las épocas más creativas de su

vida 49  42 . Es decir, sin la “caída” quizás no habría habido el tremendo ascenso posterior. Esta idea de

que el fracaso puede sembrar las semillas del éxito es profundamente inspiradora. Jobs instó a los jóvenes a no perder la fe: “A veces la vida te va a pegar en la cabeza con un ladrillo. No pierdan la fe”, aconsejó. Y remarcó: “Tienen que encontrar eso que aman... El único modo de hacer un gran trabajo es amar lo que uno hace. No se conformen”                                                           . Esa última frase –“No sean conformistas”– es prácticamente la definición de un elefante esmeralda: alguien que no se conforma con ser gris, con hacer las cosas como siempre se han hecho, sino que busca algo grande y distinto movido por la pasión.

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''En síntesis, nuestro pronóstico para los próximos cinco años en publicidad es que lo humano volverá al centro de la escena. Después de una etapa de deslumbramiento con la automatización y el Big Data y la Inteligencia Artificial, el péndulo se mueve hacia valorar la creatividad genuina, la empatía y la confianza. Las propuestas publicitarias más efectivas combinarán tecnología puntera con un corazón humano palpitante. Veremos campañas que emocionen porque detrás de ellas habrá causas reales o personas reales; veremos menos obsesión por la cantidad de clicks y más por la calidad de la conexión. Incluso las métricas de éxito podrían ajustarse: del mero alcance masivo a indicadores de engagement profundo (tiempo de vista, testimonios cualitativos, etc.). Las marcas líderes serán aquellas que logren liderar comunidades, no solo mercados, cultivando relaciones auténticas con sus audiencias. Cabe destacar también que, así como en el pasado analizamos los “elefantes esmeralda” que fueron pioneros, en el futuro también necesitaremos elefantes esmeralda: nuevas ideas rompedoras que inspiren a la industria a no caer en la comodidad. Quizá la próxima campaña icónica no vendrá de un gigante tradicional, sino de una start-up o de una agencia emergente que se atreva a algo radical. De hecho, en los últimos cinco años hemos visto nacer agencias independientes con enfoques refrescantes...''
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Fragmento del Libro: Elefantes Esmeralda
Capitulo: De elefantes grises a elefantes esmeralda: Inspiración emocional del pasado y visión del futuro.



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