Predicciones Globales 2025-2030: IA y Mercado Financiero
Share
Introducción
El mundo se encamina a una segunda mitad de la década de 2020 marcada por cambios sin precedentes. Venimos de un inicio de década turbulento – pandemia global, estímulos monetarios gigantes, auge inflacionario y conflictos geopolíticos – y nos adentramos en cinco años que “ romperán el antiguo libro de reglas ” y reescribirán las megatendencias económicas, tecnológicas y sociales que moldearán la sociedad hacia 2030 . Esta etapa estará definida por el acelerado avance tecnológico (especialmente en inteligencia artificial ), una reconfiguración de la economía global ante tensiones comerciales y transiciones energéticas, y la evolución de las preferencias sociales y de mercado . A continuación, como asesores estratégicos con perspectiva global, analizamos las predicciones más importantes y fundamentadas para el período 2025-2030 en tres ámbitos clave: el mercado financiero global , el impacto de la IA y la automatización , y las tendencias en marketing y comportamiento del consumidor. También destacamos cómo estos cambios podrían variar según las regiones y qué debemos saber como sociedad para prepararnos.
Mercado Financiero Global: Panorama 2025- 2030
1. Crecimiento económico y políticas monetarias: Los pronósticos apuntan a una desaceleración moderada pero no catastrófica del crecimiento global en los próximos años. Tras la fuerte recuperación pospandemia, el PIB mundial podría expandirse en torno a 2,9% en 2025 y 2,8% en 2026 , por debajo del ~3,3% de 2024 . Esta desaceleración sería la más significativa desde la pandemia, atribuida en parte a los nuevos aranceles comerciales de EE.UU. que actúan como choque estructural negativo
. La buena noticia es que la inflación, tras los picos de 2022-2023, seguirá cediendo en la mayoría de países. Se proyecta que la inflación promedio baje a ~2.1% en 2025 globalmente, acercándose a las metas de los bancos centrales . Esto permitirá a muchos bancos centrales relajar sus políticas : se anticipan recortes de tasas de interés en Europa y mercados emergentes a medida que la inflación cede y el crecimiento es débil . En cambio, EE.UU. podría ser la excepción : la Reserva Federal mantendría tasas elevadas por más tiempo (posiblemente sin recortes hasta 2026) debido a presiones inflacionarias residuales . En conjunto, el período 2025-2027 verá una política monetaria más laxa globalmente que apoyará la economía, mientras la era de tasas ultrabajas de la década anterior no regresará inmediatamente.
2. Política fiscal y endeudamiento: Las principales economías cargarán con altos niveles de deuda pública , lo que se convierte en un factor de riesgo financiero. Países desarrollados como EE.UU. (~123% deuda/PIB) o Francia (~112%) ya tienen ratios récord, y las políticas del presidente Trump podrían acelerar el endeudamiento estadounidense más allá de los \$36 billones actuales . El costo anual de intereses de la deuda de EE.UU. supera ya el presupuesto de Defensa , una situación insostenible a largo plazo. Si el gobierno no recorta gastos o aumenta ingresos, habrá consecuencias: o suben los rendimientos de los bonos (por mayor oferta de deuda), o la Fed debe mantener tasas altas más tiempo.
. Este alto endeudamiento soberano en Occidente podría tensar los mercados de bonos, pero al mismo tiempo impulsa a inversores hacia activos refugio como el oro e incluso Bitcoin , cuya adopción
institucional va en aumento . Los analistas destacan que abordar estos desequilibrios fiscales será crucial para la estabilidad económica hacia 2030 .
3. Guerra comercial EE.UU.-China y comercio global: La relación entre las dos mayores potencias seguirá siendo un eje crítico para el mercado. La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 implica una postura más impredecible y transaccional frente a China, reavivando la guerra comercial iniciada en 2018 . Su administración se espera que intensifique confrontaciones comerciales, escalando aranceles y sanciones a empresas chinas estratégicas para forzar concesiones . De hecho, ya en 2025 se reintrodujeron tarifas significativas (por ejemplo, un arancel del 50% a las importaciones de cobre) en aras de favorecer industrias domésticas . Este proteccionismo de EE.UU. constituye un shock para el sistema mundial : analistas de Morgan Stanley estiman que la incertidumbre generada por aranceles más altos está frenando la demanda global y podría recortar en
0,4 puntos el crecimiento mundial . Si los aranceles escalan hasta los niveles más altos vistos, aumentará el riesgo de recesión en EE.UU. y global .
• Perspectivas: A corto plazo, hay indicios de una tregua comercial parcial. Hacia mediados de 2025, Trump logró al mostrarse más conciliador con Beijing, buscando acuerdos rápidos de compra (similar a la “Fase 1” de 2020) en lugar de exigir cambios estructurales profundos . Su gobierno incluso extendió una tregua arancelaria prevista y relajó ciertas restricciones (permitiendo a Nvidia vender chips AI a China temporalmente) . Estas señales indicarían que una guerra comercial total podría moderarse . De hecho, algunos analistas ven exagerado el temor a una guerra comercial masiva, anticipando que los nuevos aranceles de Trump serán específicos y limitados , no un bloqueo generalizado . No obstante, la tensión comercial persistirá como “nueva normalidad”: cadenas de suministro más regionalizadas y fricciones puntuales que añadirán costos. Incluso tarifas puntuales alimentan la inflación en EE.UU. (suben precios de insumos), lo que podría obligar a la Fed a ajustes indeseados . Además, China y la UE podrían resentir exportaciones más débiles; por ejemplo, Alemania, muy dependiente de China, vería menor demanda externa con aranceles estadounidenses . En suma, la rivalidad EE.UU.-China seguirá ensombreciendo el comercio global hasta 2030, con episodios de escalada pero también incentivos mutuos para negociar y evitar un colapso comercial.
• Efecto divisas: Un aspecto clave será el dólar estadounidense . Si EE.UU. reduce las importaciones por la guerra comercial, menos dólares fluirán al exterior , contrayendo la liquidez global dado el papel del dólar como moneda de reserva . Menos dólares circulantes encarecerían la financiación internacional (las deudas en dólares de mercados emergentes serían más costosas)
. Así, un dólar estructuralmente fuerte por aranceles podría frenar el crecimiento en países endeudados en esa moneda . Muchos países emergentes, desde Latinoamérica hasta África, deberán prepararse para posibles escapes de dólares que dificulten pagos externos. Esta dinámica refuerza la motivación de varias economías (China, Rusia, etc.) para buscar alternativas al dólar en el comercio internacional durante los próximos años.
4. Mercados bursátiles y sectores ganadores: Las bolsas globales cerraron 2024 en máximos históricos, impulsadas en gran medida por el boom de la inteligencia artificial que abordaron acciones tecnológicas, y por la recuperación pospandemia . La pregunta es si esa euforia se mantendrá. En 2025, con la esperada caída de la inflación y de las tasas , muchos analistas confían en que las acciones aún tengan un recorrido alcista moderado . Sin embargo, podría haber una rotación en el liderazgo del mercado : las enormes ganancias de las gigantes tecnológicas estadounidenses (los “Siete Magníficos”: Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta, Nvidia y Tesla) pueden enfriarse en años venideros. Después de un 2024 excepcional, se anticipa que su dominio se difumina en 2025 conforme sus valoraciones ya reflejan gran parte del optimismo y su tamaño limita el crecimiento exponencial .
adicionales . Esto abre espacio a otros sectores y regiones. Algunas tendencias sectoriales destacadas hasta 2030:
• Tecnología e IA: Seguirán siendo un motor, pero con matices. Empresas de IA generativa, computación en la nube, chips y automatización verán una fuerte demanda sostenida. Sin embargo, podríamos ver mayor dispersión: no todas las empresas de IA prosperarán por igual – las que ofrecerán aplicaciones comerciales tangibles tendrán ventaja. El aumento de la competencia (más startups y también gigantes chinos emergentes en IA) podría limitar el crecimiento explosivo de unas pocas megacaps y favorecer la democratización del valor en todo el sector tecnológico.
• Energía y cambio climático: La transición energética se acelerará (ver sección de Recursos y Energía más abajo). Las compañías de energías renovables, vehículos eléctricos, baterías y tecnología climática pueden ser ganadoras de la década, apoyadas por políticas públicas y la economía de escala. De hecho, el mundo añadirá 5.500 GW de capacidad renovable entre 2024 y 2030 , casi triplicando el crecimiento del periodo 2017-2023 . Se espera que hacia 2030 las renovables generen cerca del 50% de la electricidad mundial , transformando el sector eléctrico
. China liderará esta inversión (60% de las nuevas instalaciones) y la solar fotovoltaica representará el 80% de toda la nueva capacidad . Esto indica que las empresas solares y eólicas tendrán un mercado en expansión extraordinaria. Al mismo tiempo, industrias ligadas a combustibles fósiles se enfrentarán a un estancamiento o declive paulatino de la demanda, si bien en el corto plazo (1-3 años) los precios del petróleo y gas pueden mantenerse volátiles por la guerra en Ucrania y recortes de oferta de OPEP. El empuje renovable también alimentará demanda de metales críticos (litio, cobre, níquel, etc.), por lo que empresas mineras de estos recursos estratégicos pueden beneficiar de cuellos de botella de suministro.
• Salud y biotecnología: La experiencia de la pandemia y avances científicos están impulsando una ola de innovación en salud. Se espera para 2025-2030 la llegada de nuevas terapias genéticas, vacunas contra el cáncer , y especialmente un aumento en medicamentos metabólicos (ej: fármacos para la obesidad cuya demanda podría alcanzar un mercado global de \$150 mil millones para 2035) . La convergencia de IA y salud (diagnóstico por IA, descubrimiento de fármacos acelerados por algoritmos) hará de la biotecnología un sector caliente para inversiones. “La salud es la nueva riqueza” se postula como lema de esta era , con los consumidores priorizando el bienestar. Empresas de tecnología de la salud y medicina preventiva podrían florecer, apoyadas por ese cambio cultural y el envejecimiento poblacional (especialmente en países con alto ingreso).
• Industria de defensa: Con un mundo menos “globalizado” y más rivalidad entre potencias, el gasto militar seguirá robusto. La guerra en Europa (Ucrania) ha reactivado la inversión en defensa en la OTAN, y en Asia las tensiones (Taiwán, Mar de China) empujan un mayor presupuesto militar. Por tanto, empresas de tecnología militar, drones, ciberseguridad y aeroespacial verán oportunidades. No obstante, hacia finales de la década es posible que las llamadas “ guerras eternas ” (p.ej. las intervenciones prolongadas estilo Irak/Afganistán) hayan dado paso a un período de relativa distensión o reequilibrio – Bank of America pronostica que para 2030 podríamos ver el fin de conflictos prolongados actuales, aunque continuará la competencia estratégica y el proteccionismo en defensa . En resumen, gasto militar alto pero enfocado más a disuasión tecnológica que a guerras terrestres prolongadas.
• Mercados emergentes: En cuanto a regiones, India destaca como la economía importante de mayor crecimiento proyectado (~6% anual) gracias a su fortaleza en la demanda interna y exportaciones de servicios . India podría beneficiarse de cierta reubicación de
manufactura (China+1) y de su gran mercado local. Otras economías del Sudeste Asiático y Latinoamérica intentarán atraer inversiones desviadas de China; por ejemplo, México y Vietnam se perfilan como ganadores del nearshoring si las multinacionales buscan cadenas de suministro más resilientes. Sin embargo, en el corto plazo México se enfrenta al estancamiento por su estrecha dependencia de EE.UU. y la incertidumbre política hasta renegociar el TMEC en 2026
. Brasil , la mayor economía latinoamericana, crecerá pero lento, lastrado por altas tasas de interés internas y bajos niveles de inversión antes de sus elecciones de 2026 . África podría tener focos de crecimiento (economías como Nigeria, Kenia) pero en general lucha con problemas de deuda, inflación y clima que limitan un despegue en 5 años. El Oriente Medio (países del Golfo) seguirá beneficiándose de ingresos energéticos en el corto plazo, invirtiendo parte en diversificación económica; la estabilidad de la región dependerá de la geopolítica del petróleo y acuerdos estratégicos (ej. normalización Arabia Saudí-Israel en el horizonte).
5. Recursos, energía e infraestructura: Un tema transversal a la economía en estos años será la creciente demanda de recursos e inversión en infraestructura para sostener la transformación tecnológica y climática. La “explotión” de la IA y la digitalización a nivel global va a requerir “más de todo” : más electricidad, más agua, más minerales, más capacidad de cómputo, más centros de datos y redes de telecomunicaciones . Estamos en la antesala de un enorme ciclo inversor en infraestructura tecnológica y básica . Algunas estimaciones señalan que entre 2025 y 2030 habrá que construir o modernizar 25 millones de kilómetros de redes eléctricas en el mundo , desplegar millas de centros de datos y multiplicar capacidad de chips fabs para evitar cuellos de botella. Este déficit de infraestructura representa un reto y una oportunidad: el mundo necesitará invertir billones de dólares (se calculan más de \$90 billones acumulados al 2040 para infraestructura global de todo tipo) para evitar estrangulamientos en productividad.
• Energía: Como ya mencionamos, la demanda eléctrica sube exponencialmente por la digitalización y la electrificación del transporte. Afortunadamente, la rápida expansión de energías renovables hará que el suministro eléctrico global sea cada vez más verde y suficiente. Hacia 2030, la energía solar fotovoltaica será la reina: es la fuente más barata de generar nueva electricidad en casi todos los países , y su despliegue masivo (junto con eólica) hará que en 2030 éstas provengan del 30% o más de la generación eléctrica mundial, el doble que hoy . No obstante, a corto plazo podrían surgir cuellos de botella : la construcción de redes y sistemas de almacenamiento debe apresurarse para integrar tanta energía variable (ya en varios países se está desperdiciando ~10% de la generación renovable por falta de redes o almacenamiento) . También, el aumento de vehículos eléctricos (VE) acelerará la demanda de energía y de materiales: el mundo necesitará mucho litio, cobre, cobalto , etc., para baterías y redes. Esto podría tensionar los mercados de commodities metálicos; el precio del cobre, por ejemplo, se considera un barómetro de la electrificación, y la meta de descarbonización podría triplicar la demanda de cobre para 2030. Países productores de estos recursos (Chile, Australia, República Democrática del Congo, Indonesia, etc.) se verán en el centro de la geoeconomía.
• Agua: El agua emergerá también como un recurso estratégico crítico. Con el crecimiento poblacional y el cambio climático, se proyecta un déficit hídrico significativo: cerca de dos tercios de la población mundial podrían enfrentar escasez de agua en 2025 , según alertan organismos internacionales. La expansión de la tecnología (centros de datos, chips) también exige mucha agua para refrigeración y procesos industriales. Esto impulsará inversiones en infraestructuras de desalinización, reciclaje de agua y uso eficiente en agricultura. Regiones áridas o con estrés hídrico (África subsahariana, Medio Oriente, partes de Asia) buscarán soluciones innovadoras para evitar que la escasez de agua merme su crecimiento económico y estabilidad social hacia 2030.
• Infraestructura física: Muchos países están destinando fondos a modernizar la infraestructura tradicional (carreteras, puertos, ferrocarril) y adaptarla tanto a las nuevas tecnologías como a la resiliencia climática. En EE.UU. el plan de infraestructura aprobado en 2021 destina más de \$1 billón durante la década para renovar transporte, internet rural y proyectos verdes. Europa, por su parte, con el programa NextGenerationEU financia cientos de proyectos de energía limpia, digitalización y transporte. China continúa con su Iniciativa de la Franja y la Ruta invirtiendo en infraestructura global (aunque con ajustes recientes debido a sobreendeudamiento de receptores). Esta “fiebre” de infraestructura pretende no sólo un estímulo económico de corto plazo sino sentar bases para la productividad de las próximas décadas. Los inversores institucionales seguramente aumentarán su exposición a activos de infraestructura (energía, transporte, telecomunicaciones) dado su potencial de retornos estables en un mundo de tasas moderadas.
6. Populismo y fragmentación regional: En el terreno político-social, los próximos años verán la pugna entre globalización vs. localismo . El aumento de movimientos populistas y nacionalistas en varias regiones puede derivar en políticas económicas más orientadas hacia adentro (proteccionismo, controles migratorios, desconfianza hacia organismos internacionales). De hecho, se prevé una menor globalización de aquí a 2030, con restricciones a la migración (lo cual en países como EE.UU. y Europa podría agravar la escasez de mano de obra y frenar el crecimiento ) y menor coordinación monetaria entre bancos centrales . Al mismo tiempo, las regiones emergentes buscan mayor autonomía: por ejemplo, iniciativas para comerciar en monedas locales en Asia y Latinoamérica, o bloques comerciales intra-regionales más fuertes (ASEAN, AfCFTA en África).
El resultado podría ser un mundo más multipolar y fragmentado en bloques hacia 2030, lo cual tiene implicaciones para los mercados financieros: menos eficiencia global pero posiblemente más resiliencia local . Los inversionistas deberán monitorear los riesgos políticos país por país, ya que los giros populistas pueden impactar políticas fiscales (ej. presión a bancos centrales para financiar gastos) o generar volatilidad normativa . No obstante, también surgen contrapesos: la generación más joven (los Zoomers , nacidos en los 2000) tendrá un peso cada vez mayor y tiende a ser más abierta en temas como cambio climático, diversidad e inclusión. Sus valores podrían moderar algunas posturas extremas y exigir responsabilidad social a gobiernos y empresas. Para 2030, los Boomers mayores habrán pasado la batuta del consumo en muchos mercados a los Millennials y Gen Z , cambiando las prioridades de mercado (más digital, más sostenible). En resumen, el clima de incertidumbre y inestabilidad política seguirá presente, pero las sociedades y mercados que se adapten con agilidad y mantengan la confianza de los ciudadanos estarán mejor posicionados.
Tendencias en Marketing y Sociedad Digital (2025-2030) y más en el Libro Elefantes Esmeralda: como las ideas emocionales, el proposito y la IA, transformarán el marketing del futuro.